El pintor italiano llegó a Mallorca en 1963, y aquí permaneció hasta su muerte en Pollença en 2000. Después de pertenecer al movimiento italiano del Futurismo, Aligi Sassu comenzó a pintar de manera más intimista y desarrollar su peculiar universo de tauromaquia, plagado de caballos y paisajes mediterráneos. También plasmó las bellas playas de Mallorca, sobre todo la Cala de Sant Vicens, en Pollença. Se trata de obras muy vivas, de grandes pinceladas nerviosas, en las que el protagonista es el color.
Además de obras pintadas entre 1975 y 1995, componen la exposición esculturas de distinto formato, la reproducción fotográfica a tamaño natural de uno de sus frescos y una carta manuscrita.